Wednesday, May 12, 2010

Imágenes del decadentismo burgués criollo. Crítica al decadentismo de clase media. El mierdal de nuestras pobres vidas estéticas.






Todas las imágenes pertenecen a la artista Marcela Ortiz Alvarado, por cuya petición y a razón de éstas imágenes el texto se ha escrito.
Cuatro niños neoprénicos sufren con la economía del crepúsculo. Mientras ellos defecan y mean sobre el pasto seco de un sitio eriazo en Santa Isabel llegando a Vicuña MacKenna un par de adolescentes Ñuñoinos se masturban en su habitación mirando escenas de sadomasoquismo alemán.
La diferencia es cándida y arrogante. Pero se puede ver el velo luminoso de sol anticipado por el visillo de la ventana. !Bonita ventana! Amplia, limpia, excesivamente transparente su vidrio. Tanto así que justifica rotundamente ese visillo difusor de luz.

Para los neoprénicos sólo comienza a chispear. Y olor a mierda y orines se mezclan con el pasto seco haciendo que éstos perros flacos revienten en una danza ritual. Como si esto limpiara. Como si esto excitara. Como si fuera aquella escena de "Match Point"en donde la Scarlett se revuelca exquisitamente por ese prado húmedo de campiña Britana. !Mostrándomé! !Mostrándonos! su resplandor. Su reloj de arena. Sacro tatuaje de hilo enmarcado en pretina.


!Pero claro! Difícilmente los neoprénicos sabrán de esto.


!Los otros sí! Los otros copan tautológicamente la bohemia productiva y coyuntural de las esferas cautas capitalinas. Eso que llamamos pedantemente "Cultura", "Onda", "Estilo". De hecho - cual sociólogo de izquierda bienaventurado- mientras sus onanismos buscan el estallido y los senos cianóticos amenazan con reventar, siempre protegidos por el muro plasma, suena sobre el portatil esparcido en la alfombra el último sencillo del EP de Spectrum; "War Sucks". !Sólo quédense con ese botón, chulos de mierda!
Los otros, como nosotros, sólo se corren la paja.
Pero se la corren sin acabar. Sin estallido. Sin conmoción. Para ellos es más fácil moquear por la nariz. Para ellos no tendrá nunca sentido derramar las miserables gotas de semen desde sus harapientos y oscuros testículos.
Dicen que uno de ellos robó hace poco una casa en Ñuñoa. Una de esas funcionalistas de los años cincuenta. Muy bonita por cierto su terraza. A lo "Le Corbusier". Fue en la tarde. Un poco antes de las siete cuarenta y cinco. Dicen que entre las cosas que se robó habia un Taschen. De esos grandes y pesados. Pero eso es mentira. Siempre estuvo sobre la mesa de centro. Siempre se quedó ahí. Ese libro muestra en su tapa una obra que se titula:
"El climaterio de burgueses afeminados corroe silenciosamente las jóvenes y potentes vulvas"
Santiago, 10 05 2010.
Rodrigo Ortega Chavarría
13:50








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